miércoles, 13 de marzo de 2013

Un llamado de atención


Esta no es una historia sino una especie de desahogo. No se preocupen, no insultará a Dios, ni a diseñadores ni a fotógrafos, aunque seguro alguno se enojará.

En octubre de 2007 comencé a trabajar en MDZ- Llevaba varios años trabajando por publicidad en la radio UNCuyo y era mi primer laburo rentado. Lo que era una forma de decir, ya que empecé cobrando 800 pesos y laburando 8 horas, cuando el pasante trabajaba cinco y cobraba 700. Pero no importaba, era mi sueño y un laburo que me encantaba, en un diario donde la mayoría de los redactores éramos nuevos o casi y por momentos parecíamos amigos del secundario más que laburadores.

En el 2008 me buscaron para ir a El Sol. Tras una charla con una de mis hermanas y la negativa a subirme el sueldo en MDZ, fue que saqué las cosas de mi cajón y partí.

Profesionalmente fue la mejor decisión que tomé. Allí me hice amigos de los mejores periodistas de policiales que he conocido, de periodistas de política e hice mi parte de la historia. Aprendí de un tipo como Cristian Ortega que me enseñó muchas cosas y supe que las banderas del periodismo aún existen, si hay un periodista y un jefe con ganas de sostenerlas y en El Sol, por suerte fueron muchas las banderas que sostuvimos y hubo peleas que ganamos y otras que aún no se resuelven y otras que perdimos.

Por aquellos primeros meses de El Sol conocí a la que fue mi novia y que me bancó viajes, amenazas en mi contra y muchas cosas más y con la que planee muchas tantas cosas que se cumplieron en parte, hasta que ella dijo que el partido debía terminarse.

Luego vino el UNO.

No quiero ser una especie de Jerry Maguire, pero he visto como muchos periodistas, con posibilidades de ser grandes periodistas se van cansando de la profesión, se aburren, no encuentran desafíos y en muchos casos la tiranía del click los está matando.

En mi caso, cuando me fui al UNO, sabía que no iba a tener esa posibilidad de sostener las mismas banderas, porque El Sol, al ser más chico, era como más volcado a un sector particular, mucho más chico que el compra el Uno o Los Andes. La prueba es que está por terminar un juicio de lesa humanidad y nunca fui a una audiencia. Pero mi idea era seguir aprendiendo. Lo había hecho en MDZ a pesar de mi corta estadía. Lo hice en El Sol y me fui al UNO para seguir haciéndolo, porque de todo el mundo se puede aprender algo y creer que no es un acto de soberbia.

Pero este desahogo no es para hablar de mi, sino de algo que me preocupa profundamente. Este desahogo es más un llamado de atención. En los últimos años han surgido y he visto a muchos periodistas con pinta de convertirse en grandes y varios han llamado la atención y pasaron de ser "ignotos" a ser nombres conocidos, pero acaso a nadie le llama la atención que no haya periodistas grandes (de edad) en los medios?.

A nadie le llama la atención que cada vez más rápido los periodistas se cansen de las redacciones, de las cámaras, de los micrófonos y busquen otra cosa?

Qué periodistas con plumas excelentes, que llegaron a sus lugares con ganas de comerse el mundo se retiren en pocos años?

Hoy es el último día de Constanza Soler (esto fue escrito hace unas semanas), una periodista que a muy temprana edad mostró que era grande. Ella sigue un sueño, pero que pasó para que se decidiera por ese y no sostener el que ya estaba viviendo? y para que otros estén cambiando sus sueños? Yo lo comenzaría a mirar como un llamado de atención.

Periodistas nunca van a faltar, las facultades están llenas de personas con ganas de trabajar en un medio. Pero cada vez los periodistas venimos menos formados (me incluyo). Ya no se enseña en las facultades y en los medios no hay tiempo para aprender. Es un llamado de atención, porque sí seguimos así, no morirá el periodismo de los diarios de papel como muchos vaticinan. El que morirá será el periodismo. Aún tengo esperanzas de que se salve.

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