lunes, 2 de septiembre de 2013

"El escenario es terrible, comisario"



“El escenario es terrible, comisario, hay manchas rojas en todos lados, heridos, venga preparado”, advirtió uno de los primeros policías que había llegado al lugar al comisario.

Había dos vehículos involucrados, un auto y una camioneta, de esas grandes,  que tienen la trompa más alta que uno mismo.

-          “¿Flaco vos viste lo que pasó?”, le dijo el policía a un pibe de gris que tenía su auto estacionado a pocos metros del accidente.

-          “Sí, el de la camioneta salió en reversa, no miró y los pibes se la pusieron. Es terrible la escena ¿no?”, sostenía mientas miraba el auto inservibles y los asientos donde habían viajado los hermanos hasta minutos antes.

El policía le siguió la mirada y asintió. Buscó con la vista a los hermanos, uno de ellos estaba con un sangrando apoyado en el baúl del auto, mientras era tranquilizado por curiosos que pasaban por el lugar.

El otro estaba sentado en el piso, al borde la acequia, tenía una pierna lastimada y estaba algo mareado. Desde un puente los miraba un hombre canoso, pero no viejo, minutos antes los había amenazado a ambos diciéndoles que no sabían con quién se metían. Ellos luego se enterarían que era asesor de un alto funcionario del gobierno.

El uniformado volvió la vista hacia el auto, miró el asiento de atrás. Las manchas rojas sobre unas sillas blancas lo impresionaban, una perra negra asustada que viajaba en el auto le daba lástima pero el asiento de adelante le seguía impactando.

El comisario llegó unos veinte minutos después, sacó un bolso del asiento y lo dejó al costado del móvil. Con él venían dos médicos que se acababan de bajar de la ambulando.

“¿Así que es tu cumpleaños?”, le dijo el más joven a uno de los hermanos, mientras su rostro mostraba una sonrisa de lástima y una reflexión simple: “qué mala leche”.

Lo revisó y después le tocó a la otra víctima del choque. “Vamos a tener que llevarlos al hospital a que los revisen”, explicó, con una voz fuerte, de tal manera que escucharan los uniformados.

El comisario y dos policías se acercaron adonde estaba el médico con los pacientes, les tomaron los datos y miraron compungidos el auto. Todos pensaban igual: “No sirve más y es un milagro que estos dos no estén peor… pero igual es impresionante”.

 A los dos hermanos los subieron a la ambulancia, rumbo a un hospital público para que fueran revisados. El auto quedó ahí, al borde de la calle. El dueño de la camioneta tranquilo, ya que su vehículo había quedado casi intacto. Injusticias de la vida. 

Pero eso no era todo, el menor de los hermanos, el que cumplía años, el que tenía mala suerte según el médico, mientras la ambulancia se alejaba, pudo observar cómo el comisario buscaba el bolso que había dejado al costado del auto, sacaba unas gaseosas de él y se la pasaba a sus uniformados. Todos se acercaban al auto y se ponían a tomar, no era una casualidad el lugar elegido, sino que el asiento de adelante del auto estaba lleno de empanadas caseras y era demasiado impresionante esa escena como para no aprovecharla.

PD: Les quiero agradecer a todos los que se enteraron y se preocuparon por el accidente. No me quiero olvidar de José Eduardo Manyeri, el dueño de la Amarok, que no sólo salió en reversa sin mirar, sino que justificó el accidente diciendo que en Guardia Vieja no hay luces y que pasan todos los días. También agradezco que nos haya amenazado diciendo "no saben con quién se meten". Ahora ya sé quién es y no me calienta. Agradezco que no haya ido mi sobrina porque por esas cosas del destino había querido quedarse con los abuelos cinco minutos antes y agradezco que a mi hermano y a mi no nos haya pasado nada grave. Le mando un saludo al funcionario de gobierno que cayó al lugar a preocuparse por el dueño de la camioneta, tras la amenaza, y no esperó nunca ser reconocido. Qué lindo el muchacho. Aclaro que lo de la policía comiendo empanadas no existió, aunque es verdad que ver seis docenas desparramadas en los asientos de adelante fue un dolor a la vista. Solo fue una forma de buscarle un remate de humor, sin tener que hablar de la luz al final del tunel ni poner "Amanece en la ruta" de Sueter.

No hay comentarios:

Publicar un comentario